Hace solo una década esos cachivaches tecnológicos no habían interrumpido aún nuestra manera de relacionarnos y de comunicarnos. Hoy, las cosas son totalmente diferentes. Lo que vemos en la televisión, lo vivimos en el teléfono; necesitas los dedos para hablar con los amigos y el mejor espejo donde mirarte se llama YouTube o Facebook. Las pantallas de los terminales han mutado cada momento de nuestras vidas y ya no hay vuelta atrás.

El cine, la televisión, la radio, esos contenidos que nos han venido acompañando a lo largo de tantos años han visto su espacio natural asaltado. Desenraizados, buscan cómo introducirse en este paraíso de pantallas mutantes.

Se diría que la aparición de nuevas y ubicuas pantallas abre infinitas posibilidades a los proveedores de contenidos que quieran ofrecer contenidos audiovisuales de toda índole, libre ya de las restricción tecnológicas y cabalgando en un ancho de banda cada vez mayor. También podría decirse que un acceso masivo a internet ha permitido que los espectadores, que ahora son usuarios, utilicen las redes al margen de las narraciones tradicionales. Sin embargo, la facilidad con la que todas estas pantallas se han incorporado a nuestras vidas no oculta la existencia de importantes retos y de innumerables preguntas.

¿Cómo se va a distribuir el video digital en el futuro? ¿Cómo lo va a consumir el usuario?

¿De qué manera pueden los proveedores de contenidos y servicios rentabilizar sus producciones?. Estas son algunas preguntas que se hacen los ejecutivos de las industrias mientras que nosotros, los usuarios, seguimos pegados a cualquiera de las múltiples pantallas que nos habitan.

“Pantallas mutantes” presenta el nuevo escenario de la industria audiovisual y a sus protagonistas. Una mesa centrada en las oportunidades de los contenidos audiovisuales en el disparadero del cambio tecnológico.